viernes, 9 de abril de 2010

Andrés Cárdenas y Ana Mª García en la presentación de "La caza del Nigromante"



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Palabras de Ana María García, Editora Ejecutiva Dpto. Infantil – Juvenil, Editorial Everest, S. A.



Ana María García, A. Cárdenas y A. Martín Morales, en un momento de la presentación

Buenas tardes a todos y muchas gracias por haber venido.

Hace ya más de un año que Remo llegó, mejor dicho, invadió nuestras vidas. No es una exageración, pues tal es su fuerza que literalmente nos ha invadido a todos. Y digo Remo, y digo Antonio Martín Morales.

Recuerdo el día que Antonio vino a León a visitarnos. En la reunión estábamos presentes Raquel López Varela, La Directora de Publicaciones y yo. Antonio habló, nos contó, nos describió, nos explicó, del presente y del futuro de la historia, de los personajes, de sus sentimientos, de las luchas, de… todo.

Yo hablé muy poco. Le miraba sin pestañear. Cuando acabó la reunión y Antonio se marchó Raquel me comentó: le mirabas de una forma “extraña”. Yo le contesté: “No, le miraba alucinada”. Ya había leído el texto, pero él fue más allá, me hizo ver más allá. No había duda, Remo era nuestro.

Para mí, saber escribir es un don que solo poseen unos pocos y, Antonio, tú tienes ese don.

Por eso, Editorial Everest ha hecho una apuesta tan importante, porque sabe que una historia como la que iniciamos con LA CAZA DEL NIGROMANTE y que se desarrollará a lo largo de cuatro libros más, está destinada al éxito.

Tiene todo lo necesario para que así sea:

-Un ámbito geográfico (Vestigia y sus alrededores) tremendamente atractivo, por hostil y acogedor a la vez, con su propia historia, que actúa como marco de la acción y opera como un elemento de realismo que convierte al lector en un pasajero por esas tierras, un aventurero más.

-Enfrentamiento de poder.

-Códigos morales que justifican las acciones de nuestro protagonista y que nos hacen comprensible su heroísmo.

-Los sentimientos: En medio de un ambiente de continuos enfrentamientos y de miseria moral, los sentimientos del héroe cumplen el papel de humanizarlo, de mostrarnos su lado compasivo y su debilidad.

-Y por, supuesto, la fantasía: componente omnipresente que se circunscribe a tres ámbitos fundamentales: los poderes de la piedra de la espada de Remo, las criaturas fantásticas (que añaden colorismo a la acción) y las capacidades de Moga, con sus cualidades sobrehumanas (falsas o verdaderas, pero siempre efectistas ante los aldeanos y también ante el lector).

Permítanme, por último, resaltar lo que consideramos dos puntos fuertes de la novela:

-la destreza en la estructura del material narrativo, que impone al lector un continuo vaivén de tiempos y convierte a la obra en una especie de rompecabezas en el que poco a poco van encajando las piezas.

-el respeto absoluto a las convenciones del género fantástico: el autor demuestra haberse empapado de lecturas del género, lo que le posibilita una convincente recreación de las historias de héroes con tintes fantásticos.

No quisiera dejar de mencionar la magnífica labor del ilustrador Miguel Navia, que ha sabido recoger lo explícito e implícito, lo escrito, lo pensado, imaginado, del autor y de todos nosotros, cambiando, recreando, ensayando y adaptando… concretando de forma plástica y visual los elementos fundamentales de la historia.

Gracias, Antonio, por haber contado con nosotros y habernos dado la oportunidad de que esta maravillosa saga forme parte de Editorial Everest.

Y gracias a todos nuevamente por su apoyo. Por favor, no dejen de leer LA CAZA DEL NIGORMANTE.

Muchas gracias. Ana María García, Editora Ejecutiva Dpto. Infantil – Juvenil, Editorial Everest, S. A.


Intervención del periodista Andrés Cárdenas:


“Cuatro de los asesinos más habilidosos de toda Vestigia fueron contratados para acudir a una pequeña aldea llamada Pozo de Luna. Hasta que no se reconocieron entre la oscuridad de una posada rústica, no tuvieron certeza de que sus misiones coincidían en ser la misma...” Este es el intrigante comienzo de ‘La caza del Nigromante’, de Antonio Martín Morales, al que, en primer lugar, le agradezco que me haya elegido para decir unas palabras sobre su última novela. Lo he dicho varias veces, si hay un placer al que me niego a renunciar, es asistir a una reunión como esta para hablar de libros, y si es el libro de un gran amigo, mucho mejor. Y si encima es una librería en la que se ven volúmenes por todas partes, la dicha puede ser completa.


Conozco a Antonio desde que era un pimpollo, un proyecto de escritor, desde que se acercó a la redacción de IDEAL, periódico en el que por entonces yo era redactor jefe de Cultura, con su ilusionante primera obra bajo el brazo. Ahora lo conozco lo suficiente como para decir de él que ser escritor ya no es su vocación, sino el mejor modo de ser y de vivir la vida que ha encontrado. Decía en una carta Franz Kafka a Felice Bauer. “En este sentido escribir es un sueño más profundo. Como la muerte. Del mismo modo que no se saca ni se puede sacar a un muerto de su sepultura, nadie podrá arrancarme por la noche de mi mesa de trabajo”. A Antonio, y su esposa lo sabe mejor que nadie, es difícil que le arranquen de su ordenador cuando llega la hora en que tiene que escribir. Ha hecho, como digo, de la literatura su forma de vida, su manera de ser. Una de las cosas que me admira de este joven amigo es sus ansias de escribir, de dejar huella, de triunfar en este mundo tan hostil y a la vez tan apasionante como es la literatura. En más de una ocasión le he reprochado que no escriba tan compulsivamente y que no tenga tanta prisa por publicar, pero la impaciencia, esa bendita impaciencia de la juventud, es algo innato en él. De alguna forma yo también tengo que aprender de él y de ese ímpetu por no quedarte frenado con el roce de los fracasos. El es de esos impenitentes autores a los que no les importa que le rechacen un libro o que se queden con polvo en los anaqueles de las bibliotecas. Su razón de vivir es la escritura y todos los días se enfrenta a la vida desde las líneas que recogen su desbordante imaginación y su fantasía.


Me alegra enormemente de que haya elegido el mundo de la literatura fantástica porque es en esta donde los autores tienen el reto de la imaginación, algo que a él le sobra, le desborda y que le quita a veces el sueño, según me ha confesado en alguna ocasión. Toda persona en uso de razón conoce el limite entre lo real y lo irreal, entre lo posible de lo que no lo es. No obstante, al escribir un relato, el autor dispone de la libertad de hacer desaparecer dicho límite. Nada impide al escritor crear personajes, situaciones y entornos completamente irreales, y a nosotros se nos presenta el dilema de cómo clasificar ese tipo de relatos.


“Los relatos con acontecimientos irreales responden a una necesidad de evasión del mundo cotidiano, demasiado vulgar y desprovisto de sorpresas, nos hacen soñar en un mundo en el que todo es posible, donde la Tierra no es el único habitáculo del hombre porque este sale a la conquista de otros universos, situados unas veces en el mundo sobrenatural, otras en el cosmos y otras, simplemente, en el devenir misterioso de la humanidad.” La obra de Antonio Martín Morales analiza el tópico considerando que el relato con acontecimientos irreales gira en torno al humano. Podríamos agregar entonces que, en los relatos con situaciones irreales, al no haber límite alguno, puede que los protagonistas nada tengan que ver con la “humanidad”. Como por ejemplo, duendes, magos, o cualquier otra raza, cada uno con su respectiva misión dentro del ámbito irreal. Quizás lo que ellos escriben nunca pase, pero sin duda lo hemos imaginado y esa es una forma más de existencia. ¿Acaso no es El Quijote la obra cumbre de la literatura fantástica? Ha pasado el tiempo y en donde el famoso hidalgo viera gigantes en los molinos de viento Antonio Martín puede ver a magos que hacen conjuros y venenos y a brujas que te hacen ver cosas que no son reales.


El arranque de La caza del nigromante’, como he apuntado anteriormente, es poderosísimo, de los que te hacen decir que estás ante una obra que al menos merece el beneficio único habitáculo del hombre porque este sale a la conquista de otros universos, situados unas veces en el mundo sobrenatural, otras en el cosmos y otras, simplemente, en el devenir misterioso de la humanidad.” La obra de Antonio Martín Morales analiza el tópico considerando que el relato con acontecimientos irreales gira en tomo al humané. Podríamos agregar entonces que, en los relatos con situaciones irreales, al no haber límite alguno, puede que los protagonistas nada tengan que ver con la “humanidad”. Como por ejemplo, duendes, magos, o cualquier otra raza, cada uno con su respectiva misión dentro del ámbito irreal. Quizás lo que ellos escriben nunca pase, pero sin duda lo hemos imaginado y esa es una forma más de existencia. ¿Acaso no es El Quijote la obra cumbre de la literatura fantástica? Ha pasado el tiempo y en donde el famoso hidalgo viera gigantes en los molinos de viento Antonio Martín puede ver a magos que hacen conjuros y venenos y a brujas que te hacen ver cosas que no son reales.


El arranque de La caza del nigromante’, como he apuntado anteriormente, es poderosísimo, de los que te hacen decir que estás ante una obra que al menos merece el beneficio de la lectura. Cuatro asesinos que se juntan sin querer en una taberna y que van en busca del mago Nigromante para matarlo y cobrar la recompensa. Remo es un personaje esencial, bien retratado y mejor concebido. Ese antihéroe es capaz de seguir las fórmulas más eficaces de la violencia y a la vez ser tierno con Sala, a la mujer que es capaz de salvar porque no entra dentro de su concepción violenta de la vida. El ritmo de la obra es ágil, frenético incluso, de los que a veces te deja sin respiración porque esperas el desenlace de una situación cuatro o cinco líneas más adelante. El libro, que estrena la serie de cinco, narra las aventuras de Remo, en el pasado un prestigioso guerrero, que se ve obligado a malvivir como un mercenario proscrito desde que sufre la traición de su mayor enemigo. A diferencia de otras novelas fantásticas, ‘La caza del Nigromantes «sumerge al lector en un mundo dominado por las características de los personajes, todos ellos marcados por rasgos que les hacen héroes y antihéroes, en el fondo, tan real como la vida misma. Creo que Antonio, ya convertido en fantástico, ha encontrado ese camino a seguir que todo escritor espera algún día encontrar. Que esa sea tu senda, amigo, como diría Remo.


Andrés Cárdenas, escritor y periodista del diario IDEAL

- Para saber más:

- La caza del Nigromante, de Antonio Martín Morales

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